Son nuestros diarios a modo de escaparate para nuestros amigos y conocidos. En los perfiles compartimos todo lo que nos apetece, también las últimas adquisiciones que hemos realizado. La relación entre los Social Media y el nivel de gasto es una realidad.
El informe del Usa Today así lo refleja. Los miembros de Pinterest se rascan el bolsillo hasta llegar a los 170 dólares por compra. Mientras, los usuarios de Facebook y Twitter se quedan en 95 y 70 dólares, respectivamente. Unos desembolsos que seguramente tienen su origen en la segmentación, una de las grandes características que aportan las redes sociales a las marcas.
Esta circunstancia permite que los usuarios veamos promociones basadas en nuestras preferencias, lo que incrementa las posibilidades de que decidamos comprar un determinado producto y no otro. La división de los perfiles de los usuarios se basa en criterios demográficos muy precisos y en el empleo del remarketing.
Por otra parte, las redes sociales generan un entorno de presión social que nos empuja también a los brazos del consumo. Los amigos y los contactos no hacen más que comentar sus decisiones de compra y hablar de productos, servicios, lugares y elementos que se han convertido en especiales, en inevitables. Casi de forma inconsciente, se genera una especie de competición con los demás usuarios. En ella, buscamos la aprobación y el reconocimiento.
Sin olvidar que los contenidos que tienen éxito en estas plataformas no son muchas veces más que llaves para acceder a información sobre cosas que se quieren comprar, subrayan desde Usa Today.
En esta dirección, otro estudio de Social Science Research centrado únicamente en Facebook confirma su influencia en las compras. El tiempo invertido en la red social afecta no solo a cómo se consume (y lleva a comprar más), sino que además también modifica las decisiones en cuestiones de alimentación de los consumidores.
Sin embargo, aunque parece claro que las redes sociales sí que nos condicionan a la hora de sacar la cartera, un informe de Gallup defiende lo contrario. De hecho, según sus cifras, el 62 % de los compradores señala que los Social Media no tienen ningún valor sobre sus decisiones. Un peso que solo reconoce de forma destacada el 5 % y el 30 % confiere a estas páginas alguna importancia.
El debate está servido, pero creo que resulta prácticamente imposible desligar a las redes sociales de nuestra vida cotidiana, un aspecto que también incluye las transacciones que hacemos. Si a ello se le suma su capacidad de mostrarnos contenidos personalizados-en función de nuestros gustos-, las posibilidades de éxito se incrementan exponencialmente.